Dicen que el truco está en la base y en el platito, que conjuran una ecuación física para mantener la taza en un equilibrio imposible. Para mí, otro misterio, como el del Museo de Ciencias Naturales en los años infantiles, donde el agua subía o el piso de la habitación se inclinaba. Se llama Cero Gravity Cup y, más que vajilla para astronautas, es un gadget para los que disfrutan de ver las cosas desde otro ángulo.
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