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Poción secreta para la rapidez mental

¿Cucharita o tenedor? Hubo una época en que el café no era líquido sino… sólido. Hasta el siglo X, en plena efervescencia por el descubrimiento, era considerado un alimento y las cerezas del cafeto se masticaban. Siglos antes de Doña Petrona, las madrazas árabes se confiaban la receta: machacaban los granos y los amasaban con manteca para formar pequeñas albóndigas que los peregrinos llevaban en sus viajes al desierto como estimulante. En la era precámbrica de las aspirinas, las tribus etíopes mezclaban los granos silvestres con grasa animal y comían el mejunje para levantar el ánimo; y después se hizo costumbre triturar los granos y fermentarlos en alcohol: de hecho, en Europa se conocía al café como “el vino árabe”.
coffee-beanAhí donde mil años después el cocinero-inventor Ferrán Adriá haya creado el “espesso” (sin “r”, una espuma sólida de café con la consistencia de un helado), los alquimistas manipulan nuestra bebida favorita con la didáctica escolar que nos enseñó los tres estados posibles del agua: líquido, sólido, gaseoso. “El café es licor sobrio y poderosamente cerebral que, muy al contrario de los espirituosos, agudiza el discernimiento y la lucidez. Suprime la vaga y tosca poesía de los vapores emitidos por la imaginación y, a partir de una realidad neta, hace brotar el destello de la verdad”, escribió el célebre historiador francés Jules Michelet (1798-1874) y le puso prosa poética a la ambición ancestral: iluminar las oscuridades de la mente. Si en una aldea poblada por irreductibles galos, el druida Panoramix guarda la fórmula secreta con la poción que otorga energía sobrehumana, la receta más antigua de café llega a nuestros días para prender los faroles.
Ingredientes: café verde en grano y manteca. Preparación: quebrar los granos verdes (no triturarlos) y echarlos en una sartén con manteca. Cocinar a fuego lento hasta que cambien su coloración y el calor los hinche. Enfriar en un recipiente tapado. Añadirles más manteca o aceite, mezclados con miel. Servir como acompañamiento de otros platos. Degustar. Y animarse al desafío: un campeonato de Sudoku para poner a prueba los beneficios del café para la rapidez mental.
Publicado hoy en Clarín

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Nicolás Artusi

Es periodista y sommelier de café. Trabaja en radio, prensa gráfica, televisión y online. Escribe libros largos y artículos cortos. Fue declarado Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.