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La bebida del amor erótico

“Encontramos últimamente una notable decadencia de aquel auténtico vigor inglés… Jamás los hombres usaron pantalones tan grandes, ni llevaron en ellos menos temple”: la guerra de los sexos tuvo una de sus batallas más cruentas allá por el año 1674, cuando se publicó en Inglaterra la Petición de las mujeres contra el café: en un brulote público, ellas se quejaban de la falta de virilidad de sus maridos y encontraban un responsable en el “vino árabe”, que se había convertido en un fenómeno popular desde su llegada de Medio Oriente. “La falta de deseo se debe al uso excesivo de ese moderno, abominable y pagano licor, que ha convertido a nuestros esposos en eunucos y ha inutilizado a nuestros mejores galanes. No les queda nada húmedo salvo las narices, nada tieso salvo las articulaciones, nada erguido salvo las orejas”. En realidad, la diatriba tenía otro motivo: las mujeres tenían el acceso prohibido a las cafeterías de Londres, entonces llamadas “universidades del penique” porque, al precio de un café, los hombres podían discutir cómo arreglar el mundo.

you-can-sleepDesde su descubrimiento por los ascéticos monjes etíopes, el café fue considerado un brebaje “antierótico” porque pone en alerta los sentidos, en lugar de enturbiarlos. Sin embargo, a casi quinientos años de la encendida exigencia femenina, un estudio de la Universidad de Southwestern, en Texas, confirmó que el café es un potente estimulante sexual para las mujeres. ¡Eureka! “El interés que una mujer tiene con respecto al sexo es directamente proporcional a la cantidad de cafeína que ingiere por día”, explican los científicos. Es que la cafeína estimula partes del cerebro responsables de la excitación, aunque esta reacción sólo se produzca en las personas que la consumen en dosis bajas.

Que el vicio se haga virtud: según el ensayo El mundo de la cafeína, de Bennett Alan Weinberg y Bonnie K. Bealer, no hay una relación concluyente entre la droga más popular del mundo y las aptitudes amatorias de los bebedores. “Pero las dosis moderadas pueden ayudar a un hombre a concebir un hijo”, arriesgan los investigadores, en abierta discusión con las quejas de aquellas señoras británicas, y con la misma regla que alcanza al alcohol como disparador amatorio: “Un poco estimula, mucho deprime”.

Publicado en Clarín

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Nicolás Artusi

Es periodista y sommelier de café. Trabaja en radio, prensa gráfica, televisión y online. Escribe libros largos y artículos cortos. Fue declarado Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.