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Chocolate, la alquimia perfecta

Un cafecito de bolsillo: “centro líquido”, advierte el envase de la golosina que es, ni más ni menos, un espresso… envuelto en chocolate. Importado de Europa, el bombón Ferrero Pocket Coffee es auténtico café italiano en sólo 2 centímetros cúbicos, con un caparazón de praliné y chocolate semiamargo que contiene la bebida. Delicia para golosos o colación imprescindible para los primeros fríos. Acaso por tener ADN en común, el chocolate es el “maridaje perfecto”, díria el sommelier snob, de nuestra infusión favorita. Sobre todo, de aquella cultivada en las tierras centroamericanas, donde los suelos son generosos para el cafeto y el cacao: el paladar entrenado encontrará en los varietales de Colombia, Costa Rica o Guatemala clarísimas notas dulces, y decretará: “Mmm, chocolatoso”.
chocolate-bonafideMás delicatessen que golosina tradicional, el grano de café bañado en chocolate logra una alquimia perfecta. Casi una pieza de arte comestible por la precisión en su ejecución, con un 45% de cacao sólido, el chocolate amargo se disuelve en la boca, mientras un corazón duro (el grano tostado) puede ser una inquietud para la dentadura trémula. Un odontólogo a la derecha, por favor. En Establecimiento General de Café se venden en frascos de vidrio vintage por cuarto kilo y en la boutique de Cabrales, en homeopáticos sobrecitos de papel. Igual que el bombón plano semiamargo de 3 gramos, que también se ofrece en versión con sabor a menta, ambos rubricados por el lema: “Café y chocolate, buenos amigos”.
Con la retórica publicitaria del aviso de ocasión, Bonafide promociona la oferta invernal (“lleva tres, paga dos”) en sus chocolates Nugatón, Bocadito, Sticks y Mecano. En el kiosco, la histórica fábrica nacional Fel-Fort exhibe su bombón Café Irlandés, anunciado como “puro chocolate y licor con el sabor de moda” aunque, si existe una golosina argentina, esa golosina sería el alfajor: souvenir marplatense típico aunque hoy ubicuo, el que trae sabor a café renueva el catálogo clásico de Havanna. Y para el desabrigado que se anime a desafiar la fresca, la heladería patagónica Jauja llega desde El Bolsón a Palermo Persicco (Lafinur y Cerviño), con el gusto que dará helado sosiego: Café chocoso, un blend de sabores que, de tan matadores, juntos son casi una asociación ilícita.
Publicado hoy en Clarín.

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Nicolás Artusi

Es periodista y sommelier de café. Trabaja en radio, prensa gráfica, televisión y online. Escribe libros largos y artículos cortos. Fue declarado Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.